Tras ser rescatado y mostrar una gran personalidad, el canino se convirtió en un perro de terapia.
Chance es un perro de asistencia que transitó difíciles momentos, ya que en sus primeros años de vida fue encontrado al borde la muerte con una bala incrustada en su hombro izquierdo. Gracias a los rescatistas que lo llevaron de urgencia a un hospital veterinario, lograron salvarle la vida, pero a raíz de sus heridas perdió una pata.
El canino recibió una segunda oportunidad de vida y ahora se dedica a visitar a niños que han perdido alguna extremidad. Chance le da ánimos y los ayuda en ese difícil proceso.
Chance llegó a su nuevo hogar seis meses después de que le amputaron una pata y el primer día con su nueva propietaria, Andrea, mostró un comportamiento increíble y amable, destacándose por ser inteligente y capaz de entender a las personas.
Su dueña al darse cuenta que su mascota tenía la capacidad necesaria para convertirse en un perro de terapia, decidió inscribirlo a un curso donde le enseñaron a ayudar a las personas a sobrellevar sus emociones.
Una vez que Chance y Andrea concluyeron el entrenamiento de mascotas de terapia se integraron al equipo de trabajo de Shriners Children’s Lexington.
Luego, Andrea White contó en una entrevista, para la revista People, que la mayoría de las visitas que realizan en el hospital son muy agradables, pues los niños se emocionan en cuanto ven a su mascota: “Muchos de ellos se tiran al suelo para estar más cerca de él, al igual que sus padres y hermanos”.